"Las tropas japonesas se retiraron. La luna
llena, tan delgada como una figura de papel, se alzó en el cielo por
encima de las plantas de sorgo; parecía empequeñecer a medida que sus
rayos se volvían más lucientes. Las plantas, que habían soportado tanto
sufrimiento, se erguían silenciosas bajo la luz de la luna; de vez en
cuando, algunos granos caían sobre el suelo oscuro, como lágrimas
brillantes. Un olor dulce se hizo cada vez más denso en el aire: la
tierra negra del extremo sur de nuestra aldea estaba completamente
empapada de sangre humana."
Mo Yan
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