(Mataró, 2013) |
«Pero basta que trascurra un
minuto para que me enfurezca al advertir que todo eso es mentira, una mentira
innoble, una comedia infame. ¡Esa contrición ese enternecimiento, esos propósitos
de vida nueva!...»
«Obsérvense a sí mismos con
atención, y comprobarán que las cosas ocurren precisamente así.»
«Uno, en el fondo, no cree en su
sufrimiento, casi se ríe, pero, a pesar de todo, sufre y muy de veras.»
«Ahora lo repito, lo repito una vez más: todos los hombres activos, son activos porque son obtusos y mediocres.»
«¡Ah, si tratase uno de
abandonarse a sus sentimientos, ciegamente, sin reflexión alguna sin buscar
ninguna razón, alejando de sí toda conciencia, anquen no fuera más que por
algún tiempo!...»
«¡Maldice o adora, pero no estés
con los brazos cruzados!»
«Precisamente sus sueños más
fantásticos y sus más vulgares tonterías es lo que pretenderá conservar, sólo
para demostrarse a sí mismo (como si esto fuera necesario) que los hombres son
hombres y no teclas de piano, aunque en verdad lo son para las leyes de la
naturaleza, que las tocan, y con tal brío, que pronto no será posible desear
nada sin antes consultar el calendario.»
«Si me dicen ustedes que el caos,
las tinieblas y las maldiciones pueden estar también calculados de antema y tan
exactamente que este cálculo paralizará el impulso del hombre, y, por tanto, la
razón triunfará una vez más; si me dicen esto, les contestaré que el hombre no
tendrá ya más que un medio para hacer su voluntad: volverse loco.»
«Destruyan mis deseos, derriben mi ideal, preséntenme una meta mejor, y yo los seguiré. Me dirán ustedes, tal vez, que n vale la pena preocuparse por mí; pero piensen que yo puedo responderles lo mismo: Estamos discutiendo seriamente, pero les advierto que si ustedes no se dignan concederme su atención, no me acharé a llorar. Tengo mi subsuelo.»
«La suprema finalidad, señores, es
no hacer nada en absoluto. La inercia contemplativa es preferible a todo. ¡Por
tanto, viva el subsuelo!»
«Cuando se ama, incluso se puede
prescindir de la felicidad. La vida es bella aún cuando se sufre.»
«Pero siempre sucede, Lisa, que el
hombre sólo se fija en su sufrimiento: no se detiene a pensar en su felicidad.
Si pensara en su felicidad, vería que en todas las etapas de su vida ha tenido
momentos felices.»
«Puede suceder que se atormente a
una persona por exceso de cariño.»
«El amor es un misterio divino que
debe permanecer oculto a los ojos ajenos, pase lo que pase. Esto es lo mejor,
lo más conveniente.»
«¿De veras no te sientes
profundamente triste aquí?»
«Nunca, nunca fui testigo de una
desesperación tan profunda. Lisa tenía la cara hundida en la almohada, a la que
estrechaba entre sus brazos. El llanto desgarraba su pecho. Todo su joven
cuerpo temblaba, convulso. Los sollozos que se amansaban en su garganta y que
la ahogaban, se convertían de pronto en gritos, en ladridos. Entonces hundía
aún más la cabeza en la almohada: no quería que nadie de aquella casa supiese
que lloraba y sufría.»
«¡Maldito el romanticismo de los
corazones puros!»
«Aún hoy, transcurridos tantos
años, estos recuerdos me mortifican. ¡Hay tantas cosas que no se quisieran
recordar!»
«El diario de este amante de las
paradojas no termina aquí. El autor no pudo resistir la tentación de volver a
empuñar la pluma. Pero nosotros creemos, como él mismo creyó, que ha llegado el
momento de poner punto final.»
Fiódor Dostoyevski (Memorias del subsuelo, 1864)
Una de las pocas grandes obras de Fiodor que me quedan por leer.
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